Hace tiempo que llevo viendo una tendencia general de la humanidad más benévola, generosa, participativa y saludable que antes. En festivales de música cómo la gente comparte, es amable… En mis viajes igual, cómo antes de irse los huéspedes se preocupan por dejarte la comida que no se van a llevar en un hostel. El compartir transporte, y en general el compartir se ha convertido en una tendencia de vida.
Los objetivos de los jóvenes millennials no es conformarse con un trabajo o ganar mucho dinero con el suyo sino “cambiar el mundo”. Y no cambiar el mundo de una manera utópica, sino conseguir realizar algo que realmente transcienda los límites de la rutina y crear algo que pueda cambiar las vidas de las personas. Se acercan tiempos donde la creatividad y la sensibilidad artística va a mover todos los mercados. La revolución artística 2.0 va a traspasar los límites de los ámbitos laborales, desterrando la titulitis, los enchufismos y los funcionarismos dando paso a una nueva oleada de JASP (jóvenes sobradamente preparados) pero con nuevos aires artísticos llenos de sensibilidad y emoción.
El término “Do- Gooders” pone el foco no solo en solventar las injusticias sociales o la relación con nuestro planeta, sino que intenta mejorar el mundo que conocemos. Ya se convierte en más que un valor añadido para nuestra imagen de marca el que nuestro producto trascienda a cambiar el mundo, dando por hecho que cuida del planeta, de las personas y que no perjudica a nadie, porque ese tipo de aspectos que correspondían al antiguo término de Responsabilidad Social Corporativa se convierten en un punto fundamental.
La misma Lady Gaga hizo por consolidarse dentro de esta tendencia con una lapidaria frase como “No quiero hacer dinero, quiero hacer un mundo mejor”. Y es que los do-gooders, millonarios en su mayoría, tienen como objetivo seguir ganando mucho dinero pero utilizar gran parte del mismo en beneficio de la sociedad. Dan Price, CEO de una empresa de Seattle, decidió el año pasado duplicar el sueldo de sus empleados y renunciar a un maxisueldo. Como consecuencia sus compañeros le han comprado recientemente el coche de sus sueños tras ahorrar durante más de un año.
¿Qué hace falta para cambiar el mundo, superar la crisis y disminuir la cola del paro??
¡¡Más Emprendedores Sociales!! Jean-Baptiste Say (1767-1832), economista, describe al emprendedor como aquella persona que cambia los recursos económicos de un lugar de bajo rendimiento a otro de alta productividad y mayor retorno. (No Creo que exista mejor definición que esta de emprendedor). Joseph Schumpeter (1883-1950) etiquetó al emprendedor como la fuerza requerida para el progreso económico, puesto que identifica una oportunidad de negocio y crea una empresa en dicha oportunidad.
Gregory Dees, profesor de Emprendimiento Social en la Universidad de Duke, escribió que lo que distingue al emprendimiento social (social entrepreneur) del emprendimiento (business entrepreneur) es la primacía del beneficio social sobre el beneficio personal mediante la acción directa en la oportunidad.
Forbes publica anualmente a los 30 emprendedores sociales menores de 30 años, cuya edad promedio para 2015 es de 26 años, es decir, millenials. Una de las características en común de la mayoría de estos jóvenes emprendedores es que en algún momento han salido de su zona de confort, han viajado, han conocido países subdesarrollados en los que han vivido experiencias únicas y que les han activado ese interruptor de creatividad para cambiar algo.
Si aún no sabes qué hacer con tu vida, crea algo, un blog, una marca, un canal de Youtube, una empresa, una sociedad, un club, asociación… Seguro que tienes algo que aportar al mundo que aún nadie ha hecho. Olvida los prejuicios y las preocupaciones por las críticas y lánzate a hacer algo grande.
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