Como entrenadora y psicóloga deportiva veo a día a día niños que no serán capaces de dar lo mejor de sí porque ya están condicionados por comentarios negativos de sus padres, e incluso a veces de entrenadores. Generar unas expectativas negativas sobre los demás no ayudará a conseguir lo que se proponen y así nos repercutirá a nosotros también.
El Efecto Pigmalión es el hecho por el que la creencia que tiene una persona puede influir sobre el rendimiento de otra. La profecía autocumplida hace referencia a la actitud que las personas adoptan consiguiendo que esa profecía se vuelva cierta. ¿Qué debemos hacer entonces para generar un Pigmalión positivo y no negativo?
Motivar siempre con comentarios positivos.
Evitar palabras negativas, y comentarios del tipo “no te vayas a poner nervioso”, “no te vayas a caer” (en situaciones deportivas de campeonatos) o “no te vayas a olvidar de lo que te has estudiado…” (en situación de un examen, una entrevista, etc)
Antes de decir alguna recomendación a la otra persona pensarla bien para que si nos viene en términos negativos la convirtamos en positivo. Mejor que las anteriores: diviértete, disfruta, aprende mucho, confío en ti, has trabajado mucho…
No poner en duda los deseos de la otra persona por estudiar o empezar algo.
No advertir a otra persona sobre la incompetencia o falta de habilidades de otra, ya predispone a la otra persona a que tenga unas expectativas negativas de la misma que no tiene por qué apreciar en su experiencia con ella.
Sonreír.
Escucha y trata de empatizar con las metas y objetivos de la otra persona.
Transmite un locus de control interno: haz ver a tus alumnos, deportistas o hijos que sus logros provienen de ellos mismos.
Incrementa la responsabilidad, si el éxito proviene de la responsabilidad propia aumenta la motivación y con ello el éxito, si no, será siempre aprendizaje, tranquilo.
No generes demasiadas expectativas, siempre ajústalas a los objetivos de la persona.
Y ahora, ¡a cumplir tus objetivos y a generar Pigmaliones positivos!
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