Vestirse no es una acción rápida y superficial. Nuestra vestimenta crea nuestra identidad, la que nos abre a los demás y por la cual los demás nos reconocen. Por lo tanto adoptar las tendencias actuales en moda, aún estando al alcance de todos no es siempre evidente, puesto que la moda oscila entre la atracción y la inhibición. Pensar dos veces qué nos vamos a poner cada día y para qué situación no resta tiempo, suma autoconfianza, autoeficacia y quién sabe si nuevos proyectos. El rapport es la relación de sintonía que se establece con una persona al comienzo de una primera toma de contacto, que podrá establecerse o no según actuemos y empaticemos con la otra persona. Para ello, hoy vamos a tener en cuenta el primer punto esencial para el rapport y que no está muy discutido en los libros de psicología: La Moda.
La moda es una traducción de la conexión mente-cuerpo, señala el filósofo y psicoanalista Marie-Laure Colonna. Cuanto mejor te sientes, más te atreves. Y aunque parezca obvio no todos lo aplicamos. En la adolescencia toda las chicas y los chicos luchan por parecer iguales que todos los demás, sin querer destacar nada o escondiéndose en tribus urbanas. Mientras que jugar con la moda de una manera inteligente, puede hacerte sentir diferente de una manera positiva. Por ejemplo, el rojo simboliza poder, y probablemente no te pondrás un vestido o camiseta roja después de una tragedia amorosa pero sí para una cita, ¿pero por qué no? Ahí está el juego en poder cambiar nuestros sentimientos y los que proyectamos a los demás jugando con la moda y los colores.
¿Cómo empezar un cambio? No es necesario copiar y pegar los estilismos de las revistas. Comienza con lo accesorio, peinarte diferente, maquillarte, elegir complementos para cada día y con la alegría y felicidad que supone cuidar de ti mismo. Puedes equivocarte, la moda es para divertirse.
Es posible que a veces cuando nos vestimos nos venga a la cabeza lo que nos diría nuestro padre, madre, novio, novia, hermana o hermano, y eso nos cohiba a la hora de vestir, y aunque es difícil afrontar el riesgo a ser juzgados, jugar con la moda es una forma de liberarse y convertirse en uno mismo.
En una situación actual en la que no podemos vendernos por un currículum, sino ofrecer una imagen de marca diferente y única, no podemos ignorar el poder de la moda a la hora de crear nuestra propia imagen de marca laboral. Analizar a quien va dirigido nuestro producto o servicio y escoger la indumentaria apropiada establece un buen rapport nada más nos enfrentamos a la primera entrevista con la otra persona. Elegir la ropa no adecuada para una entrevista laboral sea del tipo que sea puede llevarte directamente a la cola del INEM además de disminuir tu profesionalidad, autoconfianza y seguridad en ti mismo.
Romper con los prototipos de vestimenta que suelan lucir las personas de tu ámbito empresarial puede ser un gran potencial para destacar tu imagen de marca. En cambio, siempre hay que tener en cuenta que sentirse bien con la ropa que llevamos está ligado a un buen equilibrio personal, así como hay que integrar los códigos psicológicos y de la moda para no ofender a la otra persona.
¿Qué es lo mejor? Adaptarse a cada situación y crear y configurar el look a la situación que deseemos crear. Elegir la ropa con la que proyectamos el mejor estado anímico es lo mejor para producir un buen impacto ante nosotros y ante los demás.
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